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Abogado por la PUCP con maestría en política comparada por The London School of Economics and Political Science (LSE). Especialista en temas constitucionales y electorales.

¿Conviene retornar a la bicameralidad?, por Javier Albán

Avanzar hacia la bicameralidad sería algo positivo, pero debe haber un sustento más claro de qué problemas estamos buscando solucionar, con legitimidad en la ciudadanía.

En abstracto, un Congreso bicameral no es siempre mejor que uno unicameral. No existe evidencia determinante que demuestre una superioridad objetiva de un modelo sobre el otro. Definir qué conviene más en cada país dependerá más de sus propias características. Así, para entender bien si retornar a la bicameralidad sería una buena idea para el Perú, antes deberíamos preguntarnos: ¿qué problema concreto estamos buscando solucionar?, ¿de verdad la bicameralidad nos ayudaría a solucionar ese problema?

Como alguien que lleva años interesado en estudiar estos temas, creo que tener dos cámaras sí sería un cambio positivo para el Perú. Comentaré solo dos razones por temas de espacio. Primero: uno de los problemas actuales de nuestro Congreso es la baja representatividad. Demasiada gente no se siente representada. Nuestros congresistas representan “a la Nación” (art. 93), lo que reduce la responsabilidad de cada uno. Tener una Cámara de Diputados con representación local (agrupando distritos cercanos, según la densidad poblacional) y una de Senadores con representación igualitaria por regiones (Lima tendría el mismo peso que cualquier otra región), podría crear un vínculo más directo entre representantes y representados y otorgar más peso a la representación regional. Además, tener un Senado haría obligatorio un mayor periodo de reflexión para la aprobación de leyes, lo que sería positivo en un país que hoy produce leyes de mala calidad, muchas veces aprobadas sin el debate debido y exoneradas de la segunda votación por la que deberían pasar como regla general. Dicho esto, admito que esta es una discusión amplia y compleja.

¿Cuál es el problema concreto que busca solucionar el dictamen de retorno a la bicameralidad recientemente aprobado por la Comisión de Constitución? Quizá su principal problema es que no queda claro. La propuesta agrupa varios proyectos que citan objetivos distintos, y el resultado mezcla aspectos positivos, como una división de funciones en aspectos como el proceso legislativo (que obligaría a un proceso más reflexivo); con otros negativos, como la posibilidad de plantear un juicio político a las autoridades electorales, de la SBS y del BCR, algo que no tiene nada que ver con la bicameralidad y crearía incentivos peligrosos. ¿Se imagina a miembros del JNE o a un jefe de la ONPE temerosos de que los políticos puedan tomar represalias por sus decisiones?

También sería un error pretender aprobar la bicameralidad solo desde el Congreso, como sería la intención de algunos legisladores. Si bien la Constitución permite esa vía de reforma en dos legislaturas, y el referéndum sobre bicameralidad fue hace más de dos años (por lo que la ley ya permite volver a hacer la consulta), el tema sigue siendo delicado. Daría mucho más legitimidad a la reforma el que, de ser aprobada, sea vía ratificación por referéndum. Por lo mismo, el tema de la reelección (estoy a favor) también merecería un análisis y discusión independiente.

Avanzar hacia la bicameralidad sería algo positivo, pero debe haber un sustento más claro de qué problemas estamos buscando solucionar, con legitimidad en la ciudadanía. El texto aprobado por la Comisión de Constitución aún tiene un largo trecho para cumplir con esto.