Perú Legal
  • ACTUALIDADchevron down
  • MUNDOchevron down
  • JURISPRUDENCIAchevron down
  • TEMAS LEGALESchevron down
  • OPINIÓNchevron down
  • CÓMO HACERLOchevron down
Perú Legal
Conócenos

Observatorio Legal

Webinars

CONTÁCTO

CORREO /

contacto@peru-legal.pe

MÓVIL /

(+51) 978 218 226

DIRECCIÓN /

Jr. Camaná 320 - Lima

Abogado por la Universidad Antonio Ruiz Montoya y Maestrando en Estudios Avanzados en Derechos Humanos por la Universidad Carlos III de Madrid, con estudios de especialización en Herramientas Constitucionales para las democracias en crisis de la Universidad de Salamanca

La libertad de expresión se defiende, por Adrián Bazo Cannock

La confrontación de ideas y la libertad de crítica son señas de identidad de un régimen democrático

La relación entre prensa y poder suele ser accidentada, nunca por odios mezquinos, sino por la naturaleza que engloba a este binomio. No por nada la prensa es conocida popularmente como “el cuarto poder”.

Tradicionalmente los Estados Democráticos están constituidos por 3 grandes poderes – el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial – pero la prensa se erige como el cuarto hermano, el hermano fiscalizador. En ese sentido, claro, los gobiernos, el poder, no suelen caminar de la mano con la labor de los periodistas, a nadie le gusta que lo anden investigando, criticando, fiscalizando, pero este es uno de los requisitos de las democracias contemporáneas.

Lo escrito líneas arriba se vuelve preocupante cuando pareciera existir una posición gubernamental “tácita” de no solo no responder las preguntas de la prensa, sino de dar a entender que los medios de comunicación buscan minar la legitimidad del gobierno por no recibir dinero de éste.

Creo que es necesario hacer una pausa y aceptar que muchos medios de comunicación, tradicionales y no tradicionales, incurrieron en una campaña de fake news o desinformación durante las elecciones para redirigir a los votantes hacia una de las dos opciones, esto fue una actuación antidemocrática que no está protegida por el derecho fundamental a la libertad de expresión en tanto es un ejercicio totalmente contrario a la finalidad de este derecho humano.

Frente a esto último, existe en el país regulación penal para casos así, especialmente cuando a través de aquella desinformación se pueda generar una grave perturbación de la tranquilidad pública. Este es un tipo penal altamente cuestionado, pero a lo que quiero llegar es que existen mecanismos para denunciar lo que pudo haber pasado. Pero ya pasó.

Las elecciones ya terminaron y el gobierno no puede cargar consigo los rencores del pasado. Como bien lo ha apuntado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el Tribunal Constitucional de España, existe una interrelación, una simbiosis entre la libertad de expresión y la democracia.
Es decir, la libertad de expresión es “…el reconocimiento y la garantía de una institución pública fundamental, que es la opinión pública libre, indisolublemente ligada con el pluralismo político.” (Caso Antena 3 S.A., 1982) Es, “…uno de los principales fundamentos de una sociedad democrática y una de las condiciones más importantes para su progreso y el desarrollo individual.” (Handyside c. Reino Unido, 1976) Es la “…piedra angular de los principios de la democracia y de los derechos humanos…” (The Sunday Times, 19779) Así, sin libertad de expresión “…quedarían vaciados de contenido real otros derechos que la Constitución consagra y absolutamente falseado el principio de legitimidad democrática.” (Antonio Hernández García, 1986). Por ello, es tan importante que el gobierno no solo comprenda la labor de la prensa, sino que, aunque sea a regañadientes, la proteja.

En conclusión, hay una simbiosis entre la libertad de expresión y la democracia, una relación de co-dependencia. La confrontación de ideas y la libertad de crítica son señas de identidad de un régimen democrático, sin dejar de lado que dentro de esta libertad hay una serie de otros derechos que se sostienen, como el derecho a la libertad religiosa, ideológica, de cátedra, de reunión, de representación política y de sufragio. Por tanto, en un país que recién inicia un periodo “ininterrumpido” de democracias, después de 200 años de independencia, es legítimo y es un imperativo moral el proteger y garantizar la libertad de expresión.