Ley que promueve la inteligencia artificial: ¿Una oportunidad o posible riesgo?
El Congreso ha dado el primer paso hacia la regulación normativa de la inteligencia artificial, abriendo la posibilidad de que, en un futuro, pueda usarse en los servicios del Estado.
La inteligencia artificial al servicio del país. Recientemente, el Pleno del Congreso aprobó la primera ley sobre el uso de esta tecnología emergente en favor del desarrollo económico y social.
La iniciativa precisa que se garantizará un uso ético, transparente y responsable de la inteligencia artificial, priorizando ante todo el respeto de los derechos humanos.
Asimismo, dispone que la Presidencia del Consejo de Ministros, a través de la Secretaría de Gobierno y de Transformación Digital (SGTD), sea la autoridad a cargo de dirigir y supervisar la promoción del desarrollo de la IA ( también conocida por sus siglas en inglés) y otras tecnologías emergentes.
¿Qué impactos tendría esta ley?
Para Lucía León, coordinadora legal de Políticas Públicas en Hiperderecho, al ser la primera norma en nuestro país sobre inteligencia artificial, tiene alcances muy limitados.
"Es que estas son cosas que la Secretaría de Gobierno y Transformación Digital ya venía desarrollando y de hecho ya tenía muy avanzada la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA)", indicó a este medio.
Considera que la Secretaría va a seguir optando por esta estrategia, aunque ahora estará en la obligación de informar al Congreso sobre los avances en la implementación de dos políticas públicas (Política Nacional de Transformación Digital y la ENIA), ya que así lo establece el artículo 5 de la ley aprobada.
Advierte riesgos
El artículo 2 de la norma declara de interés nacional el fomento del desarrollo y uso de IA para la mejora de los servicios públicos, la educación, salud, justicia, seguridad ciudadana, economía, programas sociales, entre otros.
Pese a tratarse de un punto declarativo (no tiene efectos legales inmediatos), León explica por qué sería riesgoso emplear la inteligencia artificial en algunos sectores.
"Hemos visto ejemplos en otras partes del mundo, de cómo cuando se emplea la IA para este tipo de actividades, como por ejemplo seguridad ciudadana y programas sociales, hay grandes posibilidades de que se deje a una parte de la población en los márgenes, por lo mismo que la IA también reproduce sesgos. Al final del día, la IA encuentra patrones y se alimenta de distintas bases de datos", indica.
A fin de disminuir estos riesgos, señala que debe haber una correcta supervisión de esta tecnología, un componente ético y una intervención humana.
"Creo que es un problema de enfoque, porque el artículo 2 en sí no es que incorpore nuevas obligaciones o que automáticamente las entidades van a utilizar IA para dar estos servicios", detalla.
Asegura que es poco probable pensar en que las entidades del Estado empezarán a implementar la inteligencia artificial en el corto plazo, ya que actualmente tenemos un proceso no completado de transformación digital. No obstante, también reconoce que no podemos dejar de lado a las tecnologías emergentes.
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